domingo, 22 de mayo de 2011

TRAS LA HUELLA DEL LIBERTADOR


Aquiles Silva


23 de Mayo:

23 de Mayo de 1813:
En esta fecha, Bolívar ocupa la población de Mérida. El pueblo merideño aclamó a Bolívar como LIBERTADOR, siendo la primera vez que una multitud le daba este título. Aquí más de 500 hombres se incorporan a su ejército, todos adiestrados por Vicente Campo Elías y Francisco Ponce. (02)

23 de Mayo de 1826:
En esta fecha, Bolívar desde Magdalena,  escribe una carta al General Santander, manifestándole, entre otras cosas lo, siguiente:
“Hoy he tenido el gusto de recibir las dos cartas de Vd. del 6 y 21 de marzo que me ha traído el correo. Todo lo que ellas contienen, lo mismo que las demás cartas que Vd. me incluye, excepto la de Caracas sobre Mariño, me han alegrado infinito, pues ha de saber Vd. que yo aguardaba este correo como quien ve venir una tormenta. Afortunadamente no hemos tenido una noticia que nos dé inquietud, porque además de no decirse nada de expedición de La Habana, la elección de Vd. para la vicepresidencia ha venido a completar el contento de ver que, por ahora, nada tenemos que temer de ninguna parte. Yo también he recibido hoy la comunicación oficial que me hace el presidente del senado anunciándome la elección que se ha hecho en mí para presidente de la república. Tengo, pues, preparada la contestación que voy a dar al presidente del senado y que mandaré con O'Leary, que saldrá dentro de cinco o seis días llevándole a Vd. cosas muy importantes, entre las cuales debe contarse como la primera de todas mi proyecto de constitución para la república de Bolivia, que está actualmente bajo de la prensa. En mí contestación al senado, yo, desde luego, me niego a admitir el empleo que se me acaba de conferir, fundando mi renuncia en que la constitución previene que ningún ciudadano puede mandar la república por más de ocho años, mientras que yo la he regido catorce en medio de la guerra y de la revolución, de las leyes y de la dictadura. Digo, además, que mi negativa no puede producir ningún mal público, porque Vd. ha dirigido la nación en el último período, temible a la verdad, con acierto y con fortuna, que Vd. ha colmado las esperanzas de la patria, y que sería preciso ser muy obcecado para no rendir a Vd. el tributo de aprobación que le debe toda Colombia. Reciba Vd., pues, estas expresiones como el mío al felicitarle por la justicia que le han hecho la nación y el congreso.
(…) “No puede Vd. imaginarse, mi querido general, los días de disgusto que me han dado los informes que he recibido de Colombia, sobre el estado del interior, y si es verdad todo lo que se me ha dicho hay para morirse. Aunque no creo todo lo que se me ha informado, si veo que el estado de nuestras rentas no alcanza a llenar el numerario que se necesita para pagar la inmensidad de nuestros empleados; no hay pueblo, por pequeño que sea, que no tenga un juez de derecho y otros empleados absolutamente inútiles; no hay ciudad, por insignificante que sea, que no tenga una corte de justicia y mil otros tribunales que devoran las pocas rentas del estado. Por esto es que nuestra hacienda está tan trabajosa, porque en lugar de aumentarle sus entradas, se aumentan sus salidas con la innumerabilidad de empleados que se mantienen de ella. Es, pues, preciso, mi querido general, que Vd. vea modo de remediar este mal, porque si no nos perdemos a la larga. Acuérdese Vd. que una de las principales causas que motivaron la revolución de Francia fue el mal estado de su hacienda, y que lo mismo podría suceder en Colombia, si no se toman medidas con tiempo. Yo soy de opinión que no Sólo no se deben nombrar más empleados, sino que es absolutamente indispensable anular una infinidad que, lejos de hacer bien, embarazan la administración y absorben las pocas rentas del estado; que no se disminuyan los derechos de aduana tan sólo por darle gusto a los extranjeros, antes al contrario deben aumentarse: aquí se paga el 39% y por esto es que estamos mejor que Vds. En fin, mi querido general, repito, que si no se hace una reforma completa en todo el sistema de nuestra hacienda, nos vamos a arruinar y la república morirá de consunción. Lo mismo digo con respecto a nuestra administración de justicia tan complicada, ya que nadie se entiende en la innumerabilidad de nuestras leyes. Yo be recibido quejas de algunos departamentos que ya no se pueden entender con nuestras leyes; que éstas los abruman. En cierto modo convengo con ellos; porque no es el número de leyes las que hacen el bien, sino el bien que produce la ley misma…” (01)

Fuentes Consultadas:
01.- Colección Cartas y Documentos del Libertador. Colección Bohemia. Editora Bloque   De Armas. Caracas.
02.- Historia de Venezuela.  J. M. Siso Martínez. 5ta. Edición. Editorial Yocoima. Venezuela -México.1957.

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