martes, 10 de enero de 2012

TRAS LA HUELLA DEL LIBERTADOR

Aquiles Silva Padrón




11 de enero

11 de enero de 1813:
Expedición de Chacachacare.
 En esta fecha, en Trinidad, el Coronel Santiago Mariño junto a un grupo de venezolanos, trinitarios, franceses  y mulatos de las antillas francesas, en horas de la noche en dos botes, parten hacia Chacachacare con el fin de instaurar un nuevo régimen independentista en Venezuela. En Chacachacare, en la hacienda de Doña Concepción  Mariño, hermana de Santiago,  los expedicionarios en un total de 45 se juramentan y firma un Acta, que dice:
“Violada por el jefe español Don Domingo de Monteverde, la capitulación celebrada con el Ilustre General Miranda, el 23 de julio de 1812, y considerando que las garantías que se ofrecen en aquel solemne tratado se ha convertido en caldazos, cárceles, persecuciones y secuestros; que el mismo general Miranda ha sido víctima de la perfidia de sus adversarios y en fin que la sociedad venezolana se halla herida de muerte; cuarenta y cincos jóvenes emigrados nos hemos reunidos en esta hacienda, bajo los auspicios de su dueña, Doña Concepción Mariño y consagrados en consejo de familia, impulsados por un sentimiento de profundo patriotismo, resolvemos expedícionar sobre Venezuela con el objeto de salvar esa patria querida de la dependencia española y restituirle la dignidad de nación  que el tirano Monteverde y un terremoto le arrebataron.
Mutuamente nos empeñamos nuestras palabras de caballeros de vencer o morir en esta gloriosa empresa y de este compromiso ponemos a Dios y nuestras espadas por testigos.
Nombramos jefe Supremo de la Expedición al Coronel Santiago Mariño con plenitud de facultades.” (18)

11 de enero de 1820:
En esta fecha, Bolívar se encuentra en San Juan de Payara.
Bolívar aprovecha el descanso y escribe una extensa carta al General Santander, de la cual he tomado los siguientes párrafos:
“Llegué anoche a este pueblo habiéndome traído el ejército de Oriente, que no ha dejado de tener 500 hombres de deserción; pero con caballería y todo debemos contar con más de 2.000 hombres de dicho ejército.

El general Páez ha vuelto de regreso de Barinas sin haber combatido con nadie, porque los enemigos le dejaron libre la provincia, pero sufría deserciones considerables, y algunas de ellas al enemigo, causadas por algunos de los oficiales prisioneros a quienes dimos servicio en el Nuevo Reino de Granada, además sufrieron las tropas de Páez muchas enfermedades, carencia de víveres y falta de caballos: en fin este ejército ha vuelto y está ya reunido conmigo; que con los reclutas que vienen del Reino se aumentará considerablemente. De lo que estamos sumamente faltos es de caballos; de suerte que no sabemos como hacer para montar el ejército. Los hay, pero muy flacos por las fatigas anteriores: apenas tenemos en que montar los oficiales en caballos de servicio. Esta dificultad me tiene en la mayor perplejidad, porque Morillo, según las noticias que tenemos, tiene su cuartel general en el Tocuyo, país montañoso, y ha dado orden a sus cuerpos avanzados que replieguen hacia él al acercarse el enemigo. Ha dicho, según relaciones fieles, que va a retirarse cuanto le sea posible hasta destruir nuestra caballería, y luego batir nuestra infantería en posiciones ventajosas, alejándonos la fuente de nuestros recursos y acercándose él a los suyos.”
(…) “Mientras tanto yo voy a maniobrar por un flanco del enemigo para forzarlo a concentrarse, para que concentrado agote sus recursos y después vuelva a diseminarse, forzado por la escasez a que lo vamos a reducir, a tiempo que ya podamos tomar la ofensiva resueltamente.”
(…)Yo no he visto aún al general Páez a quien espero de mañana a pasado mañana, según me ha asegurado un oficial amigo suyo: él es de la misma opinión que yo en lo substancial de este plan, y pensaba proponérmelo en vista de las circunstancias, que están demasiado bien marcadas para que no le hiriesen de golpe. Esta lentitud puede ser que sea muy prudente; pero también puede ser infausta, porque la suerte de la guerra es impenetrable para los hombres. Mas yo estoy manejando el destino de diez y ocho provincias ya libres, y no debo jugarlas a los dados. Unos sacrificios más tendremos que hacer; que, aunque dolorosos, por fin tendrán un resultado agradable. Yo voy a obrar con mucha energía sobre los puntos débiles, y voy a dejan los fuertes en inacción momentánea, para que las ventajas parciales contribuyan después a la ventaja total. Estoy como aquel rico que, a fuerza de azares, ha llegado amontonar un gran tesoro y por lo mismo teme aventurarlo a las contingencias que se lo han procurado. La fortuna es generalmente ciega, y yo me he hecho perspicaz: éste es un presagio muy fausto al buen éxito de nuestra causa. No sé si me equivocaré, pero yo tengo más confianza en esta prudencia que en todas las profecías de los santos.”  (01)

11 de enero 1827:
En este día, Doña Gertrudis Buróz de Mendoza,  le envía una carta a su esposo el Doctor Cristóbal Mendoza, donde le hacer saber la noticia de la llegada a Caracas del Libertador:
“Vengo de visitar a Bolívar, está flaco y prieto pero es el mismo del año 14, y me encarga que te diga que te venga inmediatamente, porque no es honor para la República que tú y hombres como tú estén emigrados, que si tú no venías no había conseguido nada con su viaje”. Y continuaba la esposa de Mendoza: “Llegó ayer a las cuatro. No es posible que yo pueda explicar el entusiasmo, de todo este pueblo, grandes, chicos, godos y patriotas; sólo los cosiateros están avergonzados y escondidos.” Y agrega Doña Gertrudis, “En el banquete que le ofrecieron  un grupo de señoritas le presentó diferentes banderas indicando las virtudes que lo adornan. Al recibir la que decía “probidad” te la destinó y llamó una comisión para  enviártela, pero el pueblo me la embargó para presentártela a tu llegada y han encargado te retengan en La Guaira para irte a recibir. “Todo el pueblo en general y cada uno en particular te felicitan y te llaman la segunda persona generalmente amada, amadas de todos. He tenido el placer de oírte proclamar como el segundo padre de la Patria, empezando la aclamación por mismo Presidente que te ha dado los  nombres de Catón y Cincinato de Colombia.” (07)

11 de enero de 1827:
En esta fecha, el General Páez le escribe a su amigo el Coronel Domingo Montes manifestándole su alegría por el feliz desenlace de sus disensiones políticas con el Libertador:
“Al siguiente día de haber llegado el Libertador a Puerto Cabello, dio su Decreto del 1ro. del corriente, sepultando con él todo lo pasado en un eterno olvido. Los pueblos tienen todas las garantías que puedan apetecer para su seguridad y a ningún comprometido en la causa de las reformas le deben quedar recelos de los resultados de ninguna clase. Yo doy a Ud.  mil parabienes por este feliz acontecimiento, porque la República se ha salvado y porque la paz, la unión, la fraternidad vuelvan a nacer en el corazón de todos los venezolanos. Me hallo en esta capital en compañía del Libertador...” (22)

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