03 de marzo
03 de marzo de 1818:
En esta fecha, se produce la entrevista entre Bolívar y Pedro Zaraza en la población de El Sombrero. (222)
03 de marzo de 1821
En esta fecha, Bolívar ordena a Urdaneta de establecer su cuartel general en Maracaibo, conservando su carácter de comandante de la guardia. (02)
03 marzo de 1823:
Esta carta del Libertador, dirigida desde Guayaquil, sin fecha, incluida en los primeros días del mes de marzo de 1823, por los recopiladores de los documentos de Bolívar, dice lo siguiente:
“El Perú no podía elegir ni un jefe más digno de su administración, que el presidente Riva Agüero, ni un mensajero más agradable y más digno de representar al Perú en Colombia. La suerte de la bella República Peruana está ya asegurada, porque tiene un gobierno de su corazón, un ejército peruano, y a Colombia de auxiliar. Sí, Colombia hará su deber en Perú; llevará sus soldados hasta Potosí, y estos bravos volverán a sus hogares con la sola recompensa de haber contribuido a destruir los últimos tiranos del nuevo mundo. Colombia no pretende un grano de terreno del Perú, porque su gloria, su dicha y su seguridad se fijan en conservar la libertad para sí, y en dejar independientes a sus hermanos.
Señor General: Responda V. S. al Gobierno del Perú, que los ciudadanos de Colombia ya están volando en los bajeles de la República para ir a disipar las nubes que turban el sol del Perú.” (01)
03 de marzo de 1828:
En este día, el Libertador, desde Bogotá, dicta una Proclama a los Colombianos, donde manifiesta su esperanza por la instalación de la Convención de Ocaña:
“Colombianos:
La gran convención ha debido reunirse ayer ¡Día de esperanza para la patria! Los legisladores han empezado ya a remediar vuestros quebrantos, cumpliendo con las voluntades públicas que claman por reposo y garantías sociales. Vuestros delegados llenarán la confianza nacional; ellos sufren vuestros dolores; ellos anhelan por vuestro alivio; ellos son de vosotros, y no tienen más causa que la dicha popular. No temáis que representen sus pasiones, ni sus ideas particulares, sino los vuestros. Yo me atrevo a asegurar que la gran convención rematará la obra de nuestra libertad.
Bogotanos! Tengo la pena de alejarme de la capital por algunos meses, mientras vuestros diputados deliberen sobre la felicidad del Estado. Mi presencia aquí no es tan conveniente como en algunos departamentos que antes han experimentado los efectos lamentables de la división que vuestra consagración a las leyes y al deber han sabido evitar. Yo confío en vuestras antiguas virtudes, y os dejo sin inquietud bajo la prudente administración de vuestros inmediatos magistrados.
Bogotanos! Si alguna vez os afligen males inesperados, acordaos de mí, que yo volaré a serviros como a los más dignos colombianos.” (01)
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