Continuación...
En 1803, “se hacen algunas reparaciones en la capilla mayor, que se estaba cayendo”: y procedese a “componer toda la iglesia”, por lo muy deteriorada que se encuentra. (15)
En 1803, el 16 de octubre, fallece don Silvestre Alonso Mena, quien conjuntamente con don Manuel Báez, Santiago Rodríguez y Miguel de Fuentes suscribiera la solicitud de erigir una parroquia en el sitio de San Juan, fallece dejando mujer e hijos. Recibe sepultura en el cuarto tramo de la Capilla o ermita provisional. “junto al altar de las benditas ánimas”. Celebrase entierro cantado por mayor. Hizo testamento. Dejó bienes.” (15)
En 1804, la población de San Juan se calcula en “800 y tantos vecinos siendo el pueblo tan pequeño que no sobrepasa las 300 casas. Sus moradores son pobres¸y el mismo don Silvestre Alonso Mena, fallecido el año anterior y quien fuera “sujeto de mayor “arraigo y comodidad”, estaba en 1802, “muy quebrantado, debiendo muchos pesos y con crecida familia”. (15)
En 1805, el 25 de mayo, “en correspondencia dirigida al Arzobispo de Caracas, por don Juan Tomás Amaral, le explica que la Iglesia actual cuenta ya con más de 24 años de construida y está cayendo; por tal motivo le solicita le expida credencial, nombrándole Mayordomo de Construcción, para así empezar a pedir dádivas, dentro y fuera de la parroquia, para arbitrar fondos y construir un templo de material noble y de mayor capacidad, que pueda guardar proporción con las mil quinientas almas que moran en el poblado y vecindario circunvecinos.” (08)
En 1805, el 11 de julio, el Arzobispo de Caracas, Ilustrísimo y Reverendísimo Doctor Francisco de Ibarra, en presencia de los muchos reclamos que de los feligreses recibía, sobre las ruinas del templo, le expide la credencial como Mayordomo de Construcción a Don Juan Tomás Amaral, para que junto con el Cura Díaz Argote, comenzara a arbitrar fondos para construir el nuevo templo…” (08)
En 1805, “para el mes de septiembre, la población estaba estimada en unas 1.500 almas y nuevamente se patentiza la nueva necesidad de construir un edificio para la Iglesia. Don Juan de Gallegos Pacheco, Teniente Justicia Mayor, “con harto disgusto” tuvo que pasar la pena de ver “derribada toda la parte de un costado de la iglesia parroquial y que su armadura, con todo el edificio, amenazaba seguir con prontitud la misma suerte”. (15)
En 1806, el 02 de febrero, Don Juan Amaral, ve realizarse su grande y ferviente deseo: El Santísimo Sacramento es colocado permanentemente y para siempre en la ermita o capilla, concurriendo “todo el vecindario muy gustoso y contento”. En “acción de gracias se continuó con un octavario.”
El propio Dn. Tomás se ocupa luego de acopiar piedras y otros materiales para la construcción de la nueva Iglesia. (26 de febrero)” (15)
En 1806, el 27 de febrero, el Presbítero José Antonio Díaz Argote, en correspondencia dirigida al Arzobispo Francisco de Ibarra, le participa, entre otras cosas, que ya están acopiando materiales para la nueva Iglesia.” (15)
En el año 1807, el 11 de julio, “muere repentinamente el famoso Mayordomo de Fábrica, Don Juan Amaral. Bien se puede colegir que con su desaparición las colectas Pro Templo también cayeron en una fase muerta…” (08)
En 1811; unos 17 vecinos, don Bartolomé Rodríguez, don Francisco Hernández, doña Pastora Salazar, don Manuel Cupri, don José Antonio Pulido y otros, suscriben un memorial destinado a los señores Comisionados Regio y Eclesiástico, adversando la edificación de la nueva iglesia en la sabana de Carrizalito, Causa gran revuelo la proposición que hacen de mudar el pueblo para la sabana de San Juan, Donde se pretende construir la nueva iglesia, argumentando que “se han descubierto grandes profundidades y sería muy costoso macizarlas para conseguir la solidez del edificio.”
Por otra parte – añaden – en el pueblo se advierte un gran desorden: unas casas no guardan conformidad con otras, las calles con altos y bajos difíciles de aplanar por la tierra quebrada de cerros, que tiene la superficie imposibilitando la salida libre en líneas directas, la falta de capacidad y extensión para la plaza que debe tener cuando menos 200 pies de largo, también la falta de espacio para construir las oficinas públicas, como son cárcel, casas reales y otras que exigirá el incremento progresivo del vecindario: y el gran obstáculo es el de conducir el agua al pueblo, donde hoy existe, todo o cual contraviene las leyes, I, VIII, IX y X, del Título VII del Libro IV de la Recopilación “para estos dominios”. Y algo muy trascendente: “nuestro pueblo será singular en la Provincia por sus notables imperfecciones, que siempre se atribuirían a los primeros pobladores”. En cambio el lugar que se proponen, “ofrece un establecimiento seguro, hermoso, bañado por el sol desde que nace; que tiene capacidad para el templo, para la plaza en toda su extensión, para las oficinas públicas, para sacar las calles y solares a cordel y regla…” (15)
Imagen: Vista de Los Morros- Foto: Aquiles Silva P- 02 - 04- 2010
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